¿Y cómo seguimos siendo sustentables?

El gran dilema que está en el desarrollo de un negocio es que nos apasione y que nos permita ofrecer productos que sean responsables con nuestro entorno, que trabajemos colaborativamente y que comercialmente sea atractivo.

Parece una ecuación fácil, pero falta el sujeto en esta oración. Y el sujeto es el consumidor. La pandemia ha empujado avances importantes en muchas áreas, en poner de manifiesto en la opinión pública la relevancia de actuar de modo correcto con nuestro entorno, no sólo con el planeta, sino que también con el ecosistema que nos circunda, nuestros colaboradores más cercanos, proveedores, compradores y consumidor final.

Y aquí estamos necesitándonos todos, uno del otro, hablando de economía circular, huella de carbono, de la importancia de que entendernos, escucharnos, que sin el impulso del otro no logramos avanzar. Y en la base del éxito, buscamos que sean las consumidoras y consumidores, quienes nos elijan en la góndola, que decidan ser cada vez más sabios y responsable y prefieran aquellos productos y servicios que están trabajando en pro de ofrecer soluciones más conscientes y sustentables.

Los nuevos consumidores y consumidoras han perdido en cierto modo la inocencia y eso ha impactado en sus hábitos de compra y en sus preferencias en relación a las marcas. Puede que sea efecto directo de la pandemia que nos une como sociedad y que genera nuevos vínculos entre marcas y consumidores. Este consumidor sabio se origina como una respuesta al mundo antiguo en que el consumismo no parecía tener límites. Son ellos los que aprendieron a consumir cómo y cuándo éste sirve para mejorar su día a día o ciertos valores y a consumir acorde con ello.

La clave de la consumidora y consumidor sabio está en los rasgos que presentan en su personalidad como consumidores. Las investigaciones han señalado que tienen en común cinco características: la intencionalidad, la contemplación, la maestría emocional, la transcendencia y la apertura. Es decir, son consumidores que tienen intenciones con lo que hacen y compran, que van más allá o que no se dejan llevar por el primer impacto emocional en su relación con la marca.

Es el tipo de consumidor que antes de comprar una cosa tiene en cuenta muchas cuestiones. Valora si lo va a usar, los costos ocultos del producto o si realmente mejorará su bienestar, por ejemplo.

Y, además, este tipo de comportamientos no funcionan a nivel de compartimentos estancos. Estas consumidoras y consumidores son así en sus pautas de consumo y en sus decisiones relacionadas con ello porque también lo son en otros terrenos y en otras áreas de su vida. Sus pautas como compradores encajan con sus pautas generales como ciudadanos.

Hablemos entonces de consumo colaborativo, el consumidor post pandemia, que hoy prefiere las marcas locales frente a las globales, porque incrementa la confianza y la conexión personal, al tiempo que entiende que así ayuda a la reactivación de pequeños locales vecinos “que más lo necesitan”. Y es a la vez un consumidor más consciente, que sabe que puede vivir con mucho menos de lo que pensaba, y busca también la experiencia ética de la economía con propósito.

Esta tendencia de consumo hacia productos más sostenibles y a considerar otros aspectos de una marca -responsabilidad ambiental y social, por ejemplo- al momento de decidir una compra está impulsando algunas iniciativas concretas para avanzar hacia un mercado más sostenible, principalmente de la mano de nuevas regulaciones.

Los nuevos consumidores y consumidoras buscan comprender cuán sostenible es un producto y para estar mejor protegidos contra el “green washing”. El arquetipo del consumidor sabio es responsable de estimular el aprendizaje y valorar el acto de «pensar». Una fuente de sabiduría y grandes ideas, cree que compartir el conocimiento es una excelente manera de entender el mundo y llegar a grandes lugares. Su carácter, por lo tanto, es apreciado por estar siempre pendiente de las principales tendencias, estudios y materiales que pueden mejorar su comprensión de diferentes temas.

En el mundo se busca impulsar una estrategia de reutilización de productos a través de nuevos modelos de negocios basados en la economía circular, creando incentivos para que los consumidores compren bienes que provengan desde ella. Y justamente, quienes trabajamos en esta área necesitamos que este consumidor sabio nos elija, para en nuestro caso, podemos seguir reciclando plumavit.

Sigamos haciendo la Re-Evolución